De acuerdo con el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) menos del 50 % de la población de México vive por debajo del umbral internacional establecido por los indicadores del Banco Mundial. A partir de 2015 el gobierno de México, a través de INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) declaró que el 38 % de la población de México vive en la pobreza moderada y el 0.1 % vive en la pobreza extrema, así como un 42 % de la población total que vive en México lo hace por debajo de la línea de pobreza nacional.
La «línea internacional de la pobreza» se comprende cuando existen deficiencias en materia de derechos sociales, como la educación, nutrición, o carencia de servicios como agua o electricidad. La pobreza extrema se define por el gobierno mexicano como la padecida por aquellas personas que tienen deficiencias en las áreas de derechos sociales y además cuentan con un ingreso menor que el «bienestar de la línea de ingresos» Las cifras adicionales que aporta la Secretaría de Desarrollo Social estiman que el 0.2 % (200 mil personas) viven en la pobreza extrema y también sufren de inseguridad alimentaria.
El impacto de la pobreza se nota en el área psicológica de quienes la padecen, ya que al no contar con un empleo o los recursos suficientes para sobrevivir, se experimentan emociones negativas como ansiedad, depresión, inseguridad y baja autoestima, es prácticamente imposible que se pueda competir por una plaza laboral, además de que se sufre el rechazo constante por su condición. Las ansiedades y depresiones se somatizan para traducirse en enfermedades como diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares.
En México debido a la pobreza se ha incrementado el número de jóvenes que se ven obligados a dejar sus estudios y ponerse a trabajar para apoyar en la economía familiar, recayendo en ellos gran parte de la responsabilidad de sus padres, abuelos o hermanos. Se trata de una problemática que es aprovechada al contratar mano de obra infantil por ser más barata y además de ser ilegal impacta negativamente en los menores provocando lesiones visuales, óseas, deformaciones, numerosos accidentes, o muerte temprana.
Otro de los impactos negativos de la pobreza en México se observa en la equidad de género. De acuerdo a un estudio de CONEVAL en materia de seguridad social, en el 2012 por cada diez hombres laborando que contaban con los beneficios del sistema, solo cinco mujeres que se encontraban trabajando contaban con la misma prestación.