Impulsamos a la juventud del Tentzo

“La juventud es la esperanza del futuro”
José Rizal.

A razón de la conmemoración del Día de la Juventud, en Fundación ¿Sabías que…? IBP renovamos nuestro compromiso con los jóvenes de las comunidades de la Sierra del Tentzo. Entendemos que, de igual forma que los niños y las niñas, los adolescentes de nuestras comunidades necesitan un impulso que los permita convertirse en agentes de cambio.

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Es por ello que en la Fundación, a largo de nuestros nueve años de operación, hemos desarrollado programas que buscan estimular su desarrollo.

En primer lugar, para elevar la eficiencia terminal de los jóvenes de nivel bachillerato, hemos desarrollo el programa Aprender para compartir, en el cual ofrecemos capacitación a jóvenes de nivel medio para que puedan concluir sus estudios y prepararse para presentar un examen de admisión e insertarse a la universidad.

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Una vez que han logrado entrar a la educación superior, seguimos capacitándolos para que puedan enfrentar su nueva realidad. Entendemos que el brinco de su comunidad a la gran ciudad es enorme, por ello, que en nuestra Casa del estudiante les brindamos manutención y asesoría.

Con Casa del estudiante hemos logrado beneficiar a 6 estudiantes universitarios, de los que han egresado ya dos nuevos profesionistas.

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Los actuales residentes están inscritos en Universidades Privadas y becados al 100% por la Fundación. Además, cada estudiante contó con un apadrinamiento académico durante todo el 2018.

Gracias Kumon

Hola mi nombre es Diego Garzón Camargo, soy de una comunidad llamada San José Xacxamayo, ubicada en la Sierra del Tentzo, ahí cursé la primaria, secundaria, tres semestres del bachillerato y los otros los cursé en Los Ángeles Tetela, comunidad cerca de donde vivo. Recuerdo que iba en la primaria cuando llego Fundación ¿Sabías qué? IBP a impartir talleres educativos a los niños, adolescentes e incluso a los adultos.

 

Cuando tomaba esos talleres despertó en mí una inquietud de curiosidad por las cosas que había fuera de la comunidad. Mientras me platicaban chicos de diferentes universidades sobre sus carreras, ambiente social y cultural, me llenaba de alegría de poder algún día ser parte de eso, lograr esa meta que ningún otro integrante de la comunidad podía aspirar más allá de los cerros que nos rodeaban, mientras pasaban los años iba adquiriendo más conocimiento de como era la vida universitaria, ya que la Fundación nunca abandono a la comunidad y seguía trayendo chicos universitarios para poder brindarnos sus conocimientos y experiencias; entonces ingrese al bachillerato con una mentalidad diferente, lo que quería era ser un ingeniero en sistemas computacionales, fabricar carros e incluso volar aviones veloces.

Cuando egreso del bachillerato para poner cursar una carrera universitaria, la Fundación me apoya y me incorpora a su programa Casa del Estudiante, donde chicos de mi comunidad se hospedan durante su estancia en la universidad: Nos brindaban apoyo en especie, gastos de manutención, etc.

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Así comenzó mi vida en la universidad, pero me di cuenta que mi nivel académico no era bueno para una ingeniería, tenía un rezago académico muy deteriorado, ya que nunca recibí una buena educación por parte de la instituciones que había ido, por ello viví en carne propia lo difícil que es la vida universitaria y más aún una ingeniería en software, mis conocimientos no eran tan altos para esos requerimientos. Ante esta situación, deserté de la universidad. La Fundación, que nunca dejó de apoyarme, me impulsó para corregir mi educación en las áreas de matemáticas y lectura.

Así nace otra aventura, mi vida a través de Kumon, antes de ir a esta institución mi nivel académico era de lo más torpe por llamarlo así, realmente no sabía hacer operaciones básicas, de esas que se veían en primaria, para no hablar de cosas más avanzadas, no podía comprender una lectura, idea principal de un texto, sintetizar información, reconocer estilos de párrafos, pero durante mi estancia en Kumon, cada día se volvió una gloria, una fortaleza para mi conocimiento y aprendizaje.

En esos momentos me sentía con un entusiasmo de poder hacer cosas que no sabia ni imaginaba, cada ejercicio, cada hoja, cada nivel era una meta de superar mis obstáculos, de poner saber que podía hacer eso y más, equivocarme, borrar y volverlo a intentar hasta que obtuviera el resultado exacto de cada ejercicio, debo reconocer que a veces me sentía cansado, frustrado, con ganas de arrojar las hojas de cada ejercicio y ya no hacer nada, pero cuando lograba entender los temas y resolver los ejercicios, no había mejor sonrisa en mi cara más que la mía, esas ganas de gritar YO SI PUEDO era de lo más satisfactorio en mi vida, aprender cosas nuevas todos los días, cosas más avanzadas que en otro momento eran de lo más difícil que solía pensar, aunque el tiempo que pasaba en Kumon eran 3 horas o más sentado, pensando y resolviendo cada problema de matemáticas y lectura, no importaba ese tiempo al contrario quería más, más y más.

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Poner empeño de la oportunidad que me están brindando, su tiempo y conocimiento. Iba a todas mis clases con un pensamiento de ¿qué voy aprender hoy de nuevo? ¿me costará trabajo entender ese nuevo tema? ¿qué tiempo me llevará aprender un tema nuevo?

Pero eso no importaba, aquí lo importante era creer en mi mismo, de mis capacidades y habilidades para aprender, mientras pasaba el tiempo como relámpago, iba obteniendo conocimiento nuevo y entendía temas que nunca había visto durante mi educación, la forma de retener conocimiento era sorprendente, mi destreza para solucionar problemas matemáticos, el tiempo que me hacia por cada ejercicio, realmente era más eficiente cada día que pasaba en Kumon.

He finalizado Kumon de los niveles A hasta el I de lectura, A hasta el O de matemáticas, incluyendo los niveles avanzados del XT hasta el XV y me siento como un genio y creo que esa palabra se queda corta, la manera en que me veo a hora no es la de hace un año, lo que he aprendido en Kumon me ha favorecido muchísimo ya que ahora me encuentro en la universidad, cursando una ingeniería en software, cosa que antes era imposible para mí, todo el conocimiento que he aprendido durante Kumon no se puede pagar con nada en el mundo, me siento con más seguridad en mis estudios universitarios gracias a Kumon Palmas Plaza donde la instructora Mavi me apoyó incondicionalmente en mi proceso de formación académica, la verdad no se como pagar esta gran oportunidad brindaba, ya que con su paciencia y conciencia de poder apoyar a un chico de bajos recursos para cumplir sus sueños me llena de felicidad, espero algún día devolverles este favor con algo que pueda ayudarles en todo momento y si no es así, corresponderles con mis logros, metas y sueños.

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Debo aclarar que sin el apoyo de la Fundación no podría alcanzar este logro que ahora forma parte de mi vida, también quiero pedir un ultimo favor ya que es mucho abusar de mi parte, pero si existe la posibilidad de poderme apoyar en Kumon, en el curso de inglés que se abrirá en este año, para poder mejorar mi nivel de inglés, brindarme otra ves esa oportunidad, créanme que la voy aprovechar al máximo como antes lo he hecho, solo me sobra decir que le doy las gracias a Kumon por poder cambiar mi forma de pensar y ver las cosas desde otro punto de vista.

GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS KUMON.

Haciendo camino al andar

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

La vida nos pone retos todos los días, cada uno de nosotros debe prepararse para enfrentarlos y superarlos, como lo hizo Diego, quien, consciente de las dificultades que tenía para resolver los problemas matemáticos que se le presentaban en sus clases de nivel universitario, decidió comenzar un curso extra escolar en el centro Kumon dirigido por la Mtra. Ma. Victoria Traslosheros.

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Fruto de su perseverancia, Diego se graduó del programa de Matemáticas Kumon, lo cual garantiza que ha obtenido los conocimientos necesarios para retomar sus estudios universitarios. El pasado 19 de enero, junto a sus seres queridos, el equipo operativo de la Fundación tuvo el honor de atestiguar su ceremonia de graduación.

En Fundación ¿Sabías que…? IBP estamos muy orgulloso de Diego, su tesón y  su compromiso por salir adelante lo tienen ante la posibilidad de estudiar una carrera univesitaria. Vienen nuevos retos, pero, cada uno de ellos representará un paso adelante en su vida.

Agradecemos a la Mtra. Traslosheros y al equipo de Kumon su apoyo y su paciencia. Con su ayuda le hemos dado un impulso importante a la carrera del futuro Ingeniero en Software. Gracias Kumon, con su apoyo, juntos “transformamos el deseo en acciones”.

Los costos del compromiso educativo*

Conocí a Diego Garzón Camargo cuando cursaba el quinto año en la escuela primaria “Carmen Serdán” de la comunidad de San José Xacxamayo, perteneciente al municipio de Puebla.

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Diego, bien puede ser la historia representativa de cualquier niño que haya nacido en una comunidad marginada, que no cuenta con servicios básicos de subsistencia, y en la que la raquítica economía del lugar se ciñe a la fuerza de trabajo de los hombres, que deben desplazarse todos los días a las poblaciones cercanas para trabajar como albañiles. La vida para estos chiquitos se encuentra destinada a formar familias a muy temprana edad, pues los programas sociales tienen la “bondad” de apoyar la marginación en cualquiera de sus variantes.

Diego realizó sus estudios inserto en el sistema educativo de educación pública. Los escenarios de: ausentismo de maestros, falta de formación docente, escaso o nulo compromiso vocacional, contenidos obsoletos en los libros de texto, etc., habían logrado convencer a Diego, que su vida debería encauzarse como la de cualquier hombre de su comunidad.

Durante su paso por el bachillerato, decidió que estudiaría una carrera universitaria. Buscó el apoyo de Fundación ¿Sabías que…? IBP para beneficiarse con uno de sus programas y se logró matricular en la Ingeniería de Software en la Universidad Madero, llevando como estandarte un promedio general de 8.4, pero sólo permaneció en ella durante un semestre. La Universidad lo dio de baja, pese al esfuerzo de Diego por intentar colocarse en el nivel de conocimiento que su carrera exigía.

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Diego, a sus 18 años, no podía realizar operaciones aritméticas básicas, ni comprender el contenido de una sencilla lectura. El haber convivido con estudiantes “de la ciudad” durante ese semestre, observar su comportamiento y la forma en que se relacionaban con sus profesores, hizo que comenzara a cuestionarse las razones por las que él no contaba con esas habilidades, conocimientos y aptitudes académicas. Recordó los días aburridos y monótonos, atrapado en los muros de las escuelas de Xacxamayo, la apatía de sus maestros, y el poco apoyo que, por razones obvias, podía recibir de una madre soltera que debe enfrentar por sí misma el sustento de ella y de sus 6 hijos.

Diego está por comenzar a estudiar, nuevamente, la carrera que truncó. Contará con la beca que le otorga Síntesis, pues logró aprobar el examen de admisión y se siente mucho más seguro para llegar a la meta. Lo hizo, después de haber estudiado un año en una franquicia de Kumon, que pudo costear gracias al apoyo de la maestra Mavi, su directora, y la fundación.

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Diego pertenece al enorme porcentaje de estudiantes que cuentan con certificados de estudio vacíos, simples papeles, lindos sellos y nulo contenido.

¿Cuántos jóvenes, en las circunstancias de Diego, cuentan con el apoyo, de al menos cuatro instituciones de la iniciativa privada, para lograr iniciar una carrera universitaria?

¿Habrá alguna relación entre la educación pública, Elba Esther Gordillo, la CNTE, el SNTE, las diferentes secciones y el resultado educativo en este país, en el que las cifras exponen que 6 de cada 10 niños no pueden hacer sumas ni restas al salir de la primaria?

* Texto publicado en la columna «Cuestiones domingueras» el día 02 de diciembre en el periódico Síntesis.

 

Impulsando a los jóvenes de la Sierra del Tentzo

De los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​(OCDE), la organización considera a México como el segundo país más in equitativo debido a la concentración de riqueza: el 10% de los más ricos ganan 30.5 veces más que el 10% de los más pobres, sin olvidar considerar que el 46.2% de la población se encuentra en condiciones de pobreza (CONEVAL, 2014).

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En este contexto, al considerar el comportamiento del sistema de educación media superior, la matriculación de estudiantes de entre 15 a 19 años sigue siendo baja entre los países miembros de la OCDE, 53% de una población de 30 millones en el rango de edad analizado, a pesar de haber aumentado 11 puntos porcentuales desde 2000. Para más detalle considérese que sólo el 35% de los jóvenes de 18 años están matriculados, porcentaje que cae al 30% para la población de 20 años. Aunado a la baja matriculación, los estudiantes mexicanos tienden a abandonar la escuela de manera prematura, pasando 6.4 años en actividades laborales y sólo 5.3 en actividades educativas, en el rango que va de los 15 a los 29 años de edad.

Sea como fuere, la educación de niños y jóvenes determina su movilidad social. Así lo constata el reporte publicado por El Colegio de México: 36% de la población nacida en los hogares más pobres, permanecerá en los mismos hogares; la persistencia de los hogares pobres ha sido constante; jóvenes de hogares pobres tienen más dificultad para alcanzar educación superior y su deserción escolar alcanza el 20% frente al 5% en jóvenes de hogares ricos; los jóvenes de hogares pobres asisten a escuelas pobres con ambientes inseguros y con bajo desempeño en la prueba ENLACE; los jóvenes de hogares más ricos muestran habilidades cognitivas más desarrolladas y son más afables y se perciben a sí mismos en control de sus vidas lo que eleva sus aspiraciones, frente a sus pares pobres y los jóvenes de hogares pobres reportan problemas de salud con mayor frecuencia que sus pares ricos.

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Frente a este panorama, Fundación ¿Sabías que…? I.B.P., articula el programa Casa del estudiante, cuyo principal propósito es coadyuvar a la conclusión de estudios de nivel superior/técnicos de jóvenes de las localidades beneficiarias para transformar su realidad económica, social y cultural mediante apoyos educativos, psicológicos, de manutención y alojamiento.

El programa tiene cobertura en las localidades de San José Xacxamayo, Los Ángeles Tetela y la Libertad Tecola, y en aquellas que se encuentren dentro de la Sierra del Tentzo, por lo que pueden participar sus jóvenes estudiantes egresados del sistema de educación media superior, siempre y cuando cumplan con los requisitos exigidos por el programa.