Las inteligencias múltiples y las emociones

Todos tenemos las ocho inteligencias en mayor o menor medida.

Al igual que con los estilos de aprendizaje no hay tipos puros, y si los hubiera les resultaría imposible funcionar. Un ingeniero necesita una inteligencia espacial bien desarrollada, pero también necesita de todas las demás, de la inteligencia lógico matemática para poder realizar cálculos de estructuras, de la inteligencia interpersonal para poder presentar sus proyectos, de la inteligencia corporal para poder conducir su coche hasta la obra, etc. Si la inteligencia es el conjunto de capacidades que nos permite resolver problemas o fabricar productos valiosos en nuestra cultura, la inteligencia emocional es el conjunto de capacidades que nos permite resolver problemas relacionados con las emociones. Con nuestras emociones (inteligencia intrapersonal) y con las de los demás (inteligencia interpersonal).

Daniel Goleman dice que «tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente» Otra manera de entenderlo es que el pensamiento es un proceso con muchas caras. Las emociones son una de las facetas de ese proceso, una parte tan integral del mismo como el pensamiento lógico, lineal y verbal del hemisferio izquierdo. De la misma manera que no pensamos sólo con un único hemisferio, sino que los dos son necesarios, tampoco nos limitamos a procesar la información, además la sentimos. A la hora de andar por la vida es más importante saber descifrar nuestras emociones que saber despejar ecuaciones de segundo grado.

Las empresas lo saben bien y cuando contratan a alguien no piden sólo un buen currículo,además buscan un conjunto de características psicológicas como son la capacidad de llevarse bien con los colegas, la capacidad de resolver conflictos, la capacidad de comunicarse, etc. Que tengamos o no esas cualidades o habilidades dependerán del grado de desarrollo de nuestra inteligencia emocional (intrapersonal e interpersonal). Cuando hacemos un examen de poco nos sirve saber las respuestas si nos ponemos tan nerviosos que no somos capaces de contestar las preguntas adecuadamente. Naturalmente tampoco es suficiente estar tranquilo, hay que saber las respuestas del examen y saber mantener la calma.

Pero mientras que normalmente pasamos mucho tiempo aprendiendo (y enseñando) las respuestas del examen no solemos dedicarle ni un minuto a aprender (o enseñar) cómo controlar los nervios o cómo calmarlos. Nuestro sistema educativo no es neutro, no le presta la misma atención a todos los estilos de aprendizaje, ni valora por igual todas las inteligencias o capacidades. No hay más que mirar el horario de cualquier escolar para darse cuenta de que la escuela no le dedica el mismo tiempo a desarrollar la inteligencia corporal y la inteligencia lingüística, por poner un ejemplo. En cuanto a la inteligencia emocional (la capacidad de entender y controlar las emociones) la escuela simplemente la ignora. No es tanto que no la considere importante, es que su aprendizaje se da por supuesto. El colegio no hace más que reflejar la visión de la sociedad en su conjunto. A nadie le extraña que un niño o niña tenga que hacer muchos ejercicios para aprender a resolver operaciones matemáticas, sin embargo, no nos planteamos la necesidad de adiestrar a nuestros niños y niñas en como prestar atención durante una conversación, por ejemplo, o concentrarse como lo hacen en la cultura oriental. Naturalmente, además, no sabemos cómo hacerlo. Mejor dicho, porque nunca lo hemos considerado parte de nuestra tarea no hemos aprendido a hacerlo.

Fomentando la equidad de género en nuestras comunidades

Los niños y niñas aprenden por medio de la socialización los estereotipos de género, que son fomentados en su grupo humano en determinado momento.

Es importante no fomentar estos estereotipos y sí promover ideas que permitan que exista la convivencia en condiciones de igualdad y equidad. Esto permitirá que se desarrollen y tengan las mayores oportunidades para lograr sus metas en la vida.

Para que esto sea posible tenemos que hablarles, darles ejemplos, de que tanto hombres como mujeres, niños y niñas tienen los mismos derechos y deben gozar de iguales oportunidades. Debemos además permitirles realizar todas aquellas actividades que les permitan ejercitarse, probar, aprender y experimentar. Ser equitativo o aplicar la equidad ha sido entendido como dar a cada uno lo justo, lo que se merece. Sin embargo la sociedad tradicionalmente no ha sido equitativa pues ha asignado a hombres y mujeres diferentes valores y oportunidades. A los hombres se les ha facilitado el acceso al estudio, al trabajo, a mejores salarios, a la participación política. Las mujeres han estado la mayoría del tiempo relegadas al trabajo dentro de su casa, al cuido, a los oficios domésticos. Y aunque las mujeres estudien más siguen teniendo salarios más bajos.

Enseñar a los niños y niñas en un ambiente de equidad significa que en la vida cotidiana les vamos a dar a ambos las mismas oportunidades, les vamos a permitir ejercer los mismos derechos, los vamos a estimular a ambos por igual para que participen y les vamos a reconocer sus esfuerzos y sus éxitos por igual.

Es importante que los niños y niñas crezcan en un ambiente donde los adultos y figuras de autoridad sean equitativas y promueven la equidad, pues esto les permite conocerla, experimentarla, apreciarla e incorporarla como parte de sus valores. De esta manera podrán hacer un cambio significativo en la sociedad incorporándose como adultos respetuosos y justos.

Cuando trabajamos con niñas y niños pequeños les podemos explicar que un “Derecho” es: todo lo que dice la ley que pueden disfrutar, lo que pueden hacer, lo que tienen que tener y la forma en que los tienen que tratar. Por ejemplo: jugar, estudiar, comer, tener ropa, casa, familia, que los traten con respeto y los eduquen con amor.

La equidad de género es fundamental para mejorar las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de la familia y de la sociedad en su conjunto, también contribuye a lograr una ciudadanía más integral y ayuda a fortalecer la democracia.

Fomentando la equidad de género

Desde que un niño o niña nace forma parte de un grupo social conformado primero por su familia, luego se va ampliando a la comunidad, a la escuela, al colegio y así sucesivamente. Nace además en un momento histórico determinado, esto es en un año y un país específico. Las personas que lo rodean tratan de ayudarle a conocer el mundo y a comportarse de acuerdo con las normas que rigen a esa sociedad. Por ejemplo se les enseña que se deben vestir y que no deben salir a la calle sin ropa porque eso no es bien visto. Se les enseña a comer con tenedor y cuchara, pues en nuestra sociedad generalmente se usan estos instrumentos para comer. Pero además se les enseña a comportarse como niñas y como niños, partiendo de lo que la sociedad dice que deben ser. Por ejemplo, a las niñas se les dice que deben ser educadas, que deben ser calladas, que no deben gritar, que no deben correr, que deben sentarse con las piernas cerradas, que deben aprender a cocinar, que deben aprender a cuidar, etc. A los niños se les dice que no pueden llorar, que deben ser fuertes, que deben ser bruscos.

En este proceso de enseñar a los niños y a las niñas se les da mayor valor a las características asignadas a los hombres que a las de las mujeres, esto tiene repercusiones negativas para las mujeres. Por ejemplo cuando a las niñas se les enseña a ser sumisas, se les está diciendo que tienen que hacer caso, que no pueden desobedecer, que no pueden defender sus propias ideas. ¿Y a quién tienen que hacerle caso? Pues a los hombres, que son fuertes, inteligentes y saben lo que tienen que hacer.

Esta división hace creer que los hombres y las mujeres son totalmente diferentes, donde unos son los que tienen el poder y las otras las que tienen que obedecer.

El resultado de esto es la discriminación y la violencia en contra de las mujeres. Por esto es importante educar a los niños y a las niñas en la igualdad y la equidad.

Deben aprender que todas las personas tienen el mismo valor y todas tienen los mismos derechos, que ningún sexo vale más que el otro, que tanto las mujeres como los hombres son personas que tienen derecho a desarrollarse y a crecer libres de estereotipos, y que las características asignadas pueden ser para ambos sexos. Por ejemplo los hombres a veces pueden ser débiles, pueden llorar, ser tiernos, pueden hacer tareas de la casa y que las mujeres también pueden ser fuertes, inteligentes y emprendedoras.

Las inteligencias múltiples en la educación

Howard Gardner señala que no existe una inteligencia general y total, sino que coexisten múltiples inteligencias. Define a la inteligencia como un conjunto de capacidades que permiten que una persona resuelva problemas. Su teoría se basa en las ideas principales siguientes:

• La inteligencia no es una sola unidad, sino un conjunto de inteligencias múltiples.

• Cada inteligencia es independiente de las otras

• Las inteligencias interactúan entre sí, de otra manera nada podría lograrse.

Primero, amplía el campo de lo que es la inteligencia y reconoce lo que se sabía intuitivamente: “que la brillantez académica no lo es todo”. A la hora de desenvolverse en la vida no basta con tener un gran expediente académico. Hay gente de gran capacidad intelectual pero incapaz de, por ejemplo, elegir ya bien a sus amigos; por el contrario, hay gente menos brillante en el colegio que triunfa en el mundo de los negocios o en su vida personal. Triunfar en los negocios, o en los deportes, requiere ser inteligente, pero en cada campo se utiliza un tipo de inteligencia distinto. No mejor ni peor, pero sí distinto. Dicho de otro modo, Einstein no es más ni menos inteligente que Michael Jordán, simplemente sus inteligencias pertenecen a campos diferentes.

Segundo, y no menos importante, Gardner define la inteligencia como una capacidad. Hasta hace muy poco tiempo la inteligencia se consideraba algo innato e inamovible. Se nacía inteligente o no, y la educación no podía cambiar ese hecho. Tanto es así que en épocas muy cercanas a los deficientes psíquicos no se les educaba, porque se consideraba que era un esfuerzo inútil. Definir la inteligencia como una capacidad la convierte en una destreza que se puede desarrollar. Gardner no niega el componente genético, pero sostiene que esas potencialidades se van a desarrollar de una u otra manera dependiendo del medio ambiente, las experiencias vividas, la educación recibida, etc. Ningún deportista de élite llega a la cima sin entrenar, por buenas que sean sus cualidades naturales. Lo mismo se puede decir de los matemáticos, los poetas, o de la gente emocionalmente inteligente. Debido a eso, según el modelo propuesto por Howard Gardner todos los seres humanos están capacitados para el amplio desarrollo de su inteligencia, apoyados en sus capacidades y su motivación.

Actualmente, el autor de la teoría, Howard Gardner, diferencia ocho tipos de inteligencia, cada una con sus características, habilidades y desarrollo propio.

Nuestra responsabilidad

Las personas a cargo del cuidado de otras personas, en este caso niños y niñas de muestras comunidades , fomentan procesos de aprendizaje mediante la convivencia cotidiana.

Lo que se dice, lo que no se dice, la manera en que se reacciona o no ante las conductas de la niñez, las creencias, sentimientos, conductas que muestran cómo se relacionan entre ellos, lo que se les permite y lo que no, forman parte de ese aprendizaje. Es decir, les enseñan lo que está permitido hacer a cada uno de los sexos de acuerdo con las costumbres y tradiciones.

Los niños y niñas están adquiriendo conocimientos en cada momento de su crecimiento y aprenden de lo que hay en su entorno, adquiriendo normas de convivencia y de relaciones interpersonales. Por eso es importante que dentro de las familias se revisen las propias experiencias de vida, su historia de crianza y el estilo de educación que recibieron a lo largo de su desarrollo. Esto les permitirá tener claro qué valores, normas y conductas están modelando a sus hijos e hijas, lo que les facilitará reconocer la importancia del tema de la igualdad y la equidad de género en su formación.

Muchas conductas que deben ser corregidas en la población adulta, pueden ser prevenidas si las trabajamos con los niños y las niñas desde las edades más tempranas. Entre las instancias que intervienen en la formación de niños y niñas están la familia, las personas de la comunidad donde viven, la escuela, la iglesia, los medios de comunicación, todas juegan un papel importante.

Las leyes vigentes en México, protegen los derechos humanos de la niñez y adolescencia. Señalan las responsabilidades de las instituciones y del estado para garantizar y hacer efectivos los derechos de esta población.

La responsabilidad de la fundación ¿Sabías qué…? IPB, es tener familias felices, con sentido crítico y que estás puedan tomar decisiones conscientes que mejoren y beneficien la vida de sus integrantes. Dentro de la organización tenemos claro que uno de los derechos que está establecido en las leyes mexicanas, es el derecho que tiene cada niño y niña a recibir una educación igualitaria y libre de discriminación. Esto quiere decir que no importa su raza, sexo, credo, etnia o condición socioeconómica, todos los niños y niñas tienen los mismos derechos.

Una educación libre de prejuicios que impulse el reconocimiento y respeto a los derechos humanos, donde todas las personas puedan desarrollarse libres de todas las formas de violencia, en paz y en armoniosa convivencia debe ser una meta de toda sociedad democrática. Un aspecto importante a considerar dentro de la fundación es que la educación que se le ofrece a los niños y niñas debe estar basada en el respeto a la diversidad; esto es reconocer que todas las personas son diferentes, pero tienen el mismo valor como personas, tienen los mismos derechos y deben gozar las mismas oportunidades.

Para ello es importante contar con materiales didácticos que sean inclusivos, que ayuden a realizar actividades para enseñar a los niños y niñas a valorar la convivencia pacífica, a tener ideas de igualdad y a defender los derechos humanos.